Embarazo ectópico


Embarazo ectópico


Hablamos de embarazo ectópico o embarazo extrauterino cuando la gestación se implanta fuera del útero. Lo localización más frecuente del embarazo ectópico es la trompa de falopio. Mucho menos frecuente es que el embarazo ectópico se localice en el ovario o en otros órganos de la cavidad abdominal. Se trata de una condición grave, ya que a medida que el embarazo ectópico crece, puede romper la estructura en la que está alojado y generar una hemorragia interna a la paciente. Es una causa frecuente de urgencia ginecológica, que entraña riesgos sobre el futuro reproductivo de la paciente.

El mayor factor de riesgo para padecer un embarazo ectópico es haber tenido uno previamente. Cualquier condición que haya generado daño sobre la trompa uterina, supone un mayor riesgo de padecer un embarazo extrauterino en la trompa de falopio.

Existe una rara condición en la que coexisten dos embarazos en diferente localización, uno dentro del útero (normal), y otro en localización extrauterina (ectópico). Esta condición se denomina embarazo heterotópico, y supone un riesgo importante para la futura madre así como para el embarazo que se encuentra correctamente localizado.

Diagnóstico

Los dos pilares básicos para el diagnóstico del embarazo ectópico son la ecografía y la determinación en sangre materna de la fracción beta de la gondadotropina coriónica humana (B-HCG).

  • Mediante la ecografía evidenciaremos la ausencia de gestación en la localización normal dentro del útero. Además, en una situación ideal podremos ver el embarazo ectópico en la localización anómala (95% de los casos en una de las trompas). Además, mediante la ecografía podemos ver signos de sangrado en la cavidad abdominal, lo cual aumenta la gravedad de la situación.
  • La medición en sangre materna de la B-HCG de forma seriada (normalmente cada 48 horas) se realiza para analizar el ritmo de ascenso de esta hormona en la sangre a medida que avanza un embarazo. En un embarazo normal, los niveles de esta hormona en sangre materna se duplican cada 48 horas, mientras que en el caso de un embarazo extrauterino el ascenso en menor.

    Tratamiento

Normalmente se ofrecen dos posibilidades de tratamiento para las pacientes que sufren un embarazo ectópico:

  • Tratamiento médico: se basa en la administración de un fármaco citotóxico llamado metrotrexato. El objetivo es que este fármaco destruya el embarazo extrauterino sin necesidad de tener que llevar a cabo tratamiento quirúrgico. Si bien es cierto que se trata de un tratamiento eficaz si la indicación es correcta, en ocasiones puede resultar largo y tedioso ya que requiere de un seguimiento posterior hasta que la B-HCG desaparezca de la sangre materna. Sólo está indicado en casos en los que la paciente no presenta signos ni síntomas de sangrado intraabdominal. Una vez administrado el fármaco, se desaconseja un nuevo embarazo entre 6 y 12 meses después.

 

  • Tratamiento quirúrgico: consiste en la extirpación del embarazo ectópico.
    Trompa con ectópico
    Trompa uterina con embarazo en su interior

    Generalmente el embarazo ectópico asienta en la trompa de falopio y esta es extirpada. La pérdida de la trompa genera un daño en la capacidad reproductiva de la paciente, que ya solo contará con la trompa del otro lado para conseguir un embarazo de forma natural. La principal ventaja que ofrece el tratamiento quirúrgico, es que el embarazo ectópico queda resuelto ese mismo día.

 

 

Recomendaciones

  • Aunque el embarazo ectópico no es una condición muy frecuente, es recomendable realizar una visita a la consulta de obstetricia de forma precoz al inicio de la gestación. Esta visita precoz permitirá entre otras cosas, excluir la posibilidad de un embarazo extrauterino.
  • El seguimiento de un posible embarazo ectópico debe realizarlo siempre el mismo equipo profesional, ya que en ocasiones el diagnóstico puede suponer un auténtico reto para los ginecólogos.
  • La pertinencia de uno u otro tipo de tratamiento debe ser valorada de forma individual en cada caso. Además, siempre que se pueda debemos consensuar con la paciente el tipo de tratamiento. El equipo médico debe esforzarse en explicar al máximo la situación y las causas por las que recomienda uno u otro tratamiento.

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